Transitar un pasaje es una invitación a conectar con el Alma, siempre y cuando estemos atentos y no nos distraigamos en el camino, tomando atajos.
Es la oportunidad para ver con otros ojos, los ojos puros del corazón que miran más allá de lo aparente, saliendo del autoengaño y atravesando las tinieblas.
En este pasaje las intensas energías purifican aquello que ya no resuena con el corazón y se llevan lo que no es para uno, trayendo lo que está destinado a acompañarnos en este tránsito.
Entonces esa mirada inocente nos conduce al descubrimiento de la belleza de la Creación, al reconocimiento del Amor que Somos y activa la magia en nuestro corazón.
Así se nos muestra la alquimia de ese mundo conocido, ilusorio, que se va deshilachando para transformarse en algo mejor, en algo genuino, aunque aún no sepamos qué es, pero sí, que se mostrará en ese pasaje que va hacia adentro.
Es un tiempo para dejarse sorprender, permitirse ser llevado por la Vida, abriéndose a la experiencia de Observar-nos…de Ser… de Sentir… de incluir las incomodidades porque esto es Danzar la Vida. Así, tal como viene, tal como es; porque así como es, es lo que con coraje elegimos a experimentar dando un salto al vacío de este sagrado Viaje del Alma.
¡Bendiciendo la Vida en Munay!
¡Éste es el Tiempo!
Si resuena en tu corazón, te invito a compartirlo. ¡Gracias!